martes, 8 de marzo de 2011

Por una economía baja en carbono en 2050

El cambio climático es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Para afrontarlo la Unión Europea adoptó en diciembre de 2008 una política integrada de cambio climático y energía, con ambiciosos objetivos hasta 2020. Han pasado dos años y la Comisión Europea tiene preparada una nueva hoja de ruta que llevará hasta 2050 y que hoy se presenta.
Un futuro mejor: Llevar a Europa hacia el camino del futuro sostenible, con una economía baja en carbono y con un menor consumo de energía llevó a la Comisión Europea a fijar unos ambiciosos objetivos para el año 2020. Las propuestas que en 2008 se hicieron para lograrlo eran:
- Reducir un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero e incluso llegar al 30% si se alcanzara un acuerdo con las potencias internacionales.
- Reducir un 20% el consumo de energía mejorando el rendimiento energético
- Conseguir que el 20% de las necesidades energéticas se cubrieran con renovables.
Además la UE ha jugado un importante papel en favor del clima en todas las Convenciones internacionales y se ha comprometido a prestar ayuda financiera a los países en vías de desarrollo de 7.200 millones de euros durante el periodo 2010-2012 para que estén preparados cuanto antes para combatir el cambio climático.

El clima, visto desde el terreno de juego: La temperatura media del planeta ha subido casi 0,8º C con relación a la era preindustrial. Es imprescindible que ese aumento no llegue a 2º, que es el punto que los científicos juzgan como de no retorno. Para evitarlo las emisiones mundiales tienen que dejar de aumentar antes de ese año emblemático de 2020, reducirse como mínimo a la mitad de los niveles de 1990 en 2050 y seguir disminuyendo a partir de ese año.

El cambio climático es responsabilidad de todos: Los edificios son los que más energía gastan, representan el 40% de las necesidades energéticas de la UE. Para que el consumo se reduzca en una tercera parte se han tomado medidas para mejorar el diseño, fomentar la instalación de sistemas más eficientes de iluminación, calefacción, aire acondicionado y agua caliente.
En segundo lugar está el transporte por carretera, el 26% de la energía. Se están promoviendo los vehículos de bajo consumo para que el próximo año las emisiones se limiten a 120 gramos de dióxido de carbono por kilómetro. Se fomentan alternativas al coche: transporte público, bicicletas o el teletrabajo.
El tercer sector con más gasto de energía es la industria manufacturera, el 25%. Se han creado normas de diseño ecológico para calderas, televisores, bombillas, etc. Se impulsa la adquisición de “productos verdes” con la etiqueta ecológica para que el consumidor conozca los productos que más ahorran y respetan el medio ambiente.
El programa NER de la Comisión Europea cofinancia proyectos de tecnologías innovadoras de baja emisión de carbono.
Si quieren participar dando su opinión sobre la mejor forma de reducir las emisiones la Comisión Europea cuenta con consultas abiertas sobre el tema.

Las energías alternativas van por buen camino: Si se cumple el objetivo que la UE se marcó para 2020, habría reducido sus emisiones de dióxido de carbono un 25%. La hoja de ruta para una economía baja en carbono plantea que para 2030 la rebaja sería del 40%, con lo que se podría llegar a 2050 con un recorte de entre el 80 y el 95%.
Algunas energías alternativas han despegado con fuerza. La energía eólica mueve una cifra de 20.000 millones de euros en la UE y da trabajo a 300.000 personas, proporciona el 20% de la electricidad de Dinamarca, el 8% de España y el 6% de Alemania. En cuanto a los biocombustibles, se espera que supongan como mínimo el 10% del utilizado por el transporte en 2020.
Una de las herramientas fundamentales con que cuenta la Comisión Europea es la captura y almacenamiento de CO2 que en estos momentos afecta a más de 10.000 plantas industriales y que a partir de 2011, deberá extenderse también al sector de la aviación.

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