Las
previsiones de primavera de la Comisión Europea apuntan a una recuperación
económica continuada en la Unión, después de que hace un año empezara a dejarse
atrás la recesión. Está previsto que el crecimiento del PIB real alcance un
1,6 % en la UE y un 1,2 % en la zona del euro en 2014, y que siga mejorando en
2015 con un 2,0 % y un 1,7 %, respectivamente. Dicha previsión se basa en la
hipótesis de que los Estados miembros y la UE aplicarán las medidas acordadas,
procediendo a los ajustes necesarios.
Siim Kallas, vicepresidente de la Comisión, ha declarado lo siguiente: «La recuperación se ha afianzado, los déficits se han reducido, la inversión está repuntando y la situación del empleo ha empezado a mejorar, factor este de gran importancia. El esfuerzo constante de los Estados miembros y la propia UE por aplicar la reforma está aportando sus frutos. El cambio estructural en curso me trae a la memoria el profundo ajuste emprendido por las economías de los países de Europa Central y Oriental durante la década de los noventa y en años posteriores, en el contexto de su adhesión a la UE hace ahora exactamente diez años. La experiencia de dichos países demuestra la capital importancia de emprender reformas estructurales en una fase temprana y mantener el rumbo, cualesquiera que sean las dificultades que haya que encarar a lo largo del proceso. Animados por este mismo espíritu, no debemos cejar en nuestro empeño de crear más empleo para los ciudadanos europeos y fortalecer el potencial de crecimiento.».
Un
crecimiento económico gradual
Globalmente,
se espera que la demanda interior se convierta en el vector fundamental del
crecimiento durante el período que abarcan las previsiones. Los gastos de
consumo deberían contribuir progresivamente al crecimiento a medida que la renta
real mejore gracias a una menor inflación y a la estabilización del mercado
laboral. La recuperación de la inversión, que aumentará en la vertiente tanto de
la construcción como del equipo, debería seguir apoyando el crecimiento. Se
prevé que, durante el periodo considerado, disminuya la contribución de las
exportaciones netas.
El
carácter gradual de este repunte está en consonancia con el observado en
anteriores recuperaciones sobrevenidas tras crisis financieras profundas. Si
bien las condiciones de financiación siguen siendo en promedio favorables,
persisten diferencias sustanciales entre Estados miembros y entre empresas de
distintas envergadura.
Las
condiciones del mercado laboral empezaron a mejorar a lo largo de 2013 y se
espera que, como consecuencia, aumente la creación de empleo y se produzca una
nueva disminución de los índices de desempleo (hasta un 10,1 % en la UE y un
11,4 % en la zona del euro en 2015).
Se
prevé que la inflación se mantenga en un nivel reducido, tanto en la UE (1,0 %
en 2014, 1,5 % en 2015) como en la zona del euro (0,8 % y
1,2 %).
En
los últimos años, los déficits por cuenta corriente de los Estados miembros
vulnerables han disminuido debido al continuo incremento de la competitividad de
los precios. En algunas de estas economías, se esperan excedentes en 2014 y
2015.
Está
previsto que siga disminuyendo el déficit general de las Administraciones
públicas. En 2014, esta disminución debería situarse en torno al 2,5 %
del PIB tanto en la UE como en la zona del euro. La ratio deuda/PIB alcanzará un
nivel máximo, situándose en casi el 90 % en la UE y el 96 % en la zona del euro,
antes de experimentar una caída durante el año próximo.
El
mayor riesgo de corrección a la baja de estas perspectivas de crecimiento sigue
proviniendo de la pérdida de confianza que volvería a generar un estancamiento
de las reformas. También ha crecido la incertidumbre respecto del entorno
exterior. A la inversa, la aplicación adicional de reformas estructurales
audaces podría conducir a una recuperación mayor de la prevista.
Aunque
la actual evolución de los precios es el resultado tanto de factores externos
como del proceso de ajuste en curso, un periodo de baja inflación demasiado
prolongado también podría entrañar riesgos. No obstante, el afianzamiento
gradual de la recuperación y su implantación cada vez más amplia deberían
atenuar dichos riesgos.
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