Durante el primer semestre de 2013, la presidencia
rotatoria del Consejo de la UE
corresponde a Irlanda. Será la séptima vez que Irlanda ostente la presidencia
europea y, en este caso, coincide con el cuarenta aniversario de su ingreso en la UE.
En
el Año Europeo de los Ciudadanos, Irlanda quiere que cada europeo se sienta
identificado con la UE
por su capacidad para estimular un crecimiento que conduzca a la creación de
empleo, por eso busca una presidencia centrada en las personas.
Sus prioridades pasan por
dinamizar la economía europea y crear puestos de trabajo, especialmente para
los jóvenes. “Estabilidad, crecimiento y empleo” es su lema.
Uno
de los objetivos primordiales para la presidencia irlandesa es conseguir el
consenso necesario para poner en marcha la propuesta de la Comisión Europea
de introducir una Garantía de la
Juventud, por la que se asegurará que todos los jóvenes menores
de 25 años reciben una oferta de trabajo de calidad, educación continua,
aprendizaje o un período de prácticas dentro de un plazo de 4 meses tras dejar
la educación formal.
Irlanda trabajará en nuevas
iniciativas para garantizar el reconocimiento de las cualificaciones
profesionales en los países de la
UE, para dar mayor claridad a los derechos de los
trabajadores desplazados temporalmente a otros Estados y para modernizar la
contratación pública. La presidencia irlandesa es consciente de que las
pequeñas y medianas empresas son la columna vertebral de la economía europea y
ya prepara medidas para mejorar el acceso al crédito, las oportunidades de
contratación pública y la financiación de la investigación.
La presidencia irlandesa avala las
propuestas de la
Comisión Europea para avanzar en el Mercado Único Europeo y
adaptarlo a las nuevas condiciones del mercado y de la vida cotidiana de los
europeos. Por eso asegura que pondrá un fuerte énfasis en el fortalecimiento de
la economía digital, mediante la promoción de medidas en áreas como la
seguridad cibernética, la firma e identificación electrónicas, la protección de
datos de alta velocidad, la banda ancha y el acceso a Internet.
Para restablecer la confianza en
la economía europea, Irlanda pondrá énfasis en velar por el sistema de
coordinación económica y presupuestaria europea y que el nuevo sistema de
gobernanza atienda a cuestiones como los salarios y su indexación, las
pensiones, la reforma del mercado de trabajo, la educación y la pobreza.
A
la presidencia irlandesa le corresponderá también en este semestre dar un nuevo
impulso para completar la
Unión Bancaria y avanzar hacia la siguiente fase que
permitiría al fondo de rescate europeo, el MEDE, recapitalizar directamente a
los bancos y así romper el vínculo entre deuda bancaria y deuda soberana.
Irlanda confía en sus habilidades
diplomáticas para conseguir un acuerdo sobre el presupuesto de la UE para el periodo 2014-2020. A la presidencia
irlandesa le corresponde ejercer de mediador entre los socios comunitarios y
proponer el gasto en las distintas políticas europeas. Desde Dublín se plantean
como prioridades la reforma de las políticas agrícola y pesquera comunes, la
inversión en investigación e innovación en el programa Horizonte 2020, la
financiación de las regiones más pobres y el mecanismo Conectar Europa para
favorecer el crecimiento y el empleo al mejorar las infraestructuras europeas.
Su idea es buscar fórmulas de compromiso “para que el dinero empiece a fluir
desde el 1 de enero de 2014”.
La política exterior europea
preocupa a la presidencia irlandesa al considerar que la recuperación de Europa
no puede ocurrir de forma aislada, sino solo siendo un socio eficaz en el
escenario mundial. Irlanda quiere aprovechar los lazos históricos que le unen a
Estados Unidos para avanzar en el establecimiento de un futuro Acuerdo de Libre
Comercio que fomente la reactivación económica de la UE. Fortalecer las
relaciones con nuestros vecinos, potenciar la ayuda humanitaria y las
operaciones de apoyo a la paz son igualmente cuestiones prioritarias.
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