martes, 31 de marzo de 2020

Coronavirus: La Comisión publica preguntas y respuestas para ayudar a aumentar la producción de material sanitario seguro


La Comisión ofrece tres documentos con directrices para ayudar a los fabricantes a aumentar la producción de equipos y material sanitario esenciales en los siguientes ámbitos: la producción de máscaras y demás equipos de protección individual (EPI),la producción de desinfectantes y geles que no se aclaran para las manos la impresión en 3D en el contexto del brote de coronavirus. En los próximos días también estará disponible un documento con directrices sobre productos sanitarios. Estos documentos tienen por objeto ayudar a los fabricantes y a las autoridades de vigilancia del mercado a garantizar que estos productos cumplen las normas de seguridad necesarias y son eficaces.

La lucha contra el brote de coronavirus requiere el apoyo y la colaboración de los fabricantes. Las empresas han expresado su solidaridad y se han ofrecido a prestarse mutuamente asesoramiento práctico y técnico para apoyar el aumento de la producción de EPI y material sanitario. La Comisión está colaborando activamente con la industria para promover el aumento masivo de la producción de este tipo de material en la UE y está ofreciendo las orientaciones necesarias para facilitarlo.

El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ha declarado:
 «Estamos actuando con rapidez y movilizando a la industria para aumentar urgentemente las líneas de producción de material sanitario y equipos de protección en toda Europa y crear otras nuevas. Muchas empresas ya lo están haciendo y estamos ayudándolas a garantizar no solo que lo hagan rápidamente, sino también que sus productos cumplan todas las normas de seguridad necesarias». 


La comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, ha declarado:
 «Este aumento en el suministro de equipos sanitarios y de protección individual es vital para hacer frente a la escasez actual y para que nuestros trabajadores sanitarios sigan salvando vidas. Las directrices que hoy presentamos ayudarán a nuestra industria en este esfuerzo. La lucha contra el coronavirus exige que trabajemos al unísono y la contribución de nuestra industria es esencial».

La comunicación, ofrece directrices en tres frentes:
  • El primer documento ayuda a los fabricantes a evaluar los requisitos legales y técnicos aplicables antes de importar nuevos productos a la UE, o de poner en marcha nuevas instalaciones o reconvertir las ya existentes para producir equipos de protección, como máscaras, guantes y batas quirúrgicas a fin de satisfacer la demanda sin precedentes a raíz del brote de coronavirus. Estas directrices detallan los marcos jurídicos de la UE aplicables y ofrecen asesoramiento a los fabricantes sobre las medidas concretas que deben tomar para poder comercializar sus productos en el mercado de la UE. También explican el papel de las autoridades nacionales, en particular las autoridades de vigilancia del mercado, a la hora de garantizar un nivel adecuado de salud y seguridad de los equipos originarios de terceros países que se comercializan en la UE
  • El segundo documento tiene por objeto orientar a los operadores económicos, incluidas las pequeñas y medianas empresas, sobre el marco jurídico aplicable para la introducción en el mercado de la UE de gel hidroalcohólico (es decir, el Reglamento sobre los productos cosméticos o el Reglamento sobre biocidas) y sobre qué declaraciones acerca del producto se pueden hacer a los usuarios. Pretende responder a las preguntas frecuentes que la Comisión está recibiendo por parte de los operadores del sector de productos cosméticos y de otros sectores, que se han comprometido en gran medida a aumentar su capacidad de producción o trasladarla a estos productos.
  • El tercer documento ofrece orientaciones sobre los procedimientos de evaluación de la conformidad para la impresión en 3D y los productos 3D resultantes para su utilización en un contexto sanitario durante el brote de coronavirus. El documento tiene por objeto detallar los marcos jurídicos de la UE aplicables a estos productos y ofrece ejemplos de normas técnicas que los fabricantes pueden utilizar para comercializar productos conformes en el mercado de la UE.

Los documentos publicados ofrecen asesoramiento práctico sobre la aplicación de la recomendación de la Comisión relativa a la evaluación de la conformidad de los EPI y determinados tipos de productos sanitarios, publicada el 13 de marzo. Esta recomendación contempla dos supuestos en los que los productos pueden comercializarse incluso cuando los procedimientos de evaluación de la conformidad aún no hayan finalizado.
También ofrecen más información sobre las normas aplicables a los EPI y determinados tipos de productos sanitarios que las organizaciones europeas de normalización han puesto a libre disposición de todos los operadores económicos gracias a un acuerdo alcanzado con la Comisión Europea el 20 de marzo.

Contexto
La Comisión ha estado combatiendo el brote de coronavirus en todos los frentes y está coordinando una respuesta europea común. Estamos actuando de forma decidida para reforzar nuestros sectores de salud pública y mitigar el impacto socioeconómico en la Unión Europea. Estamos movilizando todos los medios a nuestra disposición para ayudar a los Estados miembros a coordinar las respuestas nacionales y estamos proporcionando información basada en datos científicos sobre la propagación del virus y los esfuerzos eficaces para contenerla.

viernes, 27 de marzo de 2020

Coronavirus: La Comisión presenta orientaciones para proteger activos y tecnología europeos críticos en la crisis actual


Bruselas, 25 de marzo de 2020

La Comisión Europea ha presentado  orientaciones destinadas a garantizar un enfoque firme en toda la UE para el control de las inversiones extranjeras en estos momentos de crisis de la salud pública y de consiguiente vulnerabilidad económica. 
El objetivo es preservar las empresas y los activos críticos de la UE, especialmente en ámbitos como la salud, la investigación médica, la biotecnología y las infraestructuras, que son esenciales para la seguridad y el orden público, sin por ello socavar la apertura general de la UE a la inversión extranjera.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha declarado:
«Si queremos que Europa salga de esta crisis tan fuerte como entró en ella, es ahora cuando debemos tomar medidas preventivas. Como en cualquier período de crisis, en que nuestros activos industriales y empresariales pueden estar sometidos a tensiones, debemos proteger nuestra seguridad y nuestra soberanía económica. Tenemos los instrumentos necesarios para hacer frente a esta situación en el Derecho de Europa y nacional, y deseo instar a los Estados miembros a que los utilicen plenamente. La UE es un mercado abierto a la inversión extranjera directa, y lo seguirá siendo. Pero esta apertura no es incondicional».

Phil Hogan, comisario de Comercio, ha afirmado: 

«Estamos ante una crisis de salud pública sin precedentes, con profundas consecuencias para la economía europea. En la UE estamos abiertos a la inversión extranjera, y deseamos seguir así. Sin embargo, en las circunstancias actuales, necesitamos matizar esta apertura con los controles adecuados. Necesitamos saber quién invierte y con qué fin. La UE y sus Estados miembros disponen de instrumentos jurídicos adecuados para ello. Las orientaciones presentadas hoy instan a los Estados miembros a que utilicen dichos instrumentos en la mayor medida posible y aportarán más claridad sobre la forma de utilizar el marco de control de las inversiones para evitar una venta masiva de los activos estratégicos de la UE durante la actual crisis». 

Con arreglo a las normas vigentes de la UE, los Estados miembros están facultados para someter a control las inversiones extranjeras directas (IED) de países no pertenecientes a la UE por motivos de seguridad o de orden público. La protección de la salud pública se considera una razón imperiosa de interés general. 

Por consiguiente, los Estados miembros pueden imponer medidas de reducción de riesgos (como compromisos de suministro para atender necesidades vitales, tanto nacionales como de la UE) o impedir que un inversor extranjero adquiera o asuma el control de una empresa. Actualmente hay catorce Estados miembros que tienen en marcha mecanismos nacionales de control de la inversión extranjera directa. Gracias al Reglamento de la UE para el control de las inversiones extranjeras directas, vigente desde el año pasado, la UE está bien equipada para coordinar el control de las adquisiciones extranjeras realizadas en los Estados miembros.

Al presentar estas orientaciones, la Comisión insta a los Estados miembros que ya disponen de un mecanismo de control a que utilicen plenamente los instrumentos existentes en virtud del Derecho de la Unión y nacional a fin de evitar flujos de capital procedentes de países que no pertenecen a la UE que puedan socavar la seguridad o el orden público de Europa.

La Comisión pide asimismo a los demás Estados miembros que establezcan un mecanismo de control completo y, mientras tanto, que consideren todas las opciones a su alcance, de conformidad con el Derecho de la Unión y con las obligaciones internacionales, para ocuparse de aquellos casos en que la adquisición o el control de una empresa, una infraestructura o una tecnología específicas por un inversor extranjero pueda suponer un riesgo para la seguridad o el orden público en la UE.

La Comisión también alienta a la cooperación entre los Estados miembros en lo relativo a casos de control de la IED cuando dicha inversión extranjera pueda afectar al mercado único de la UE. Las adquisiciones extranjeras que se estén efectuando ahora entran ya en el ámbito de aplicación del Reglamento de la UE para el control de las inversiones extranjeras directas, y podrían revisarse en el marco del mecanismo de cooperación establecido por dicho Reglamento, que estará plenamente operativo a partir de octubre de 2020.

En lo que respecta a los movimientos de capitales, las orientaciones también recuerdan las circunstancias específicas en las que cabe la posibilidad de restringir la libre circulación de capitales, especialmente los procedentes de terceros países vinculados a la adquisición de acciones.
Además, la Comisión seguirá observando atentamente la evolución de la situación sobre el terreno y está dispuesta a debatir cualquier caso de inversión extranjera con gran impacto en Europa y garantizar la coordinación al respecto. La protección de los activos estratégicos de la UE también será tema de debate entre la presidenta Von der Leyen y los dirigentes de la UE en la videoconferencia que el Consejo Europeo celebrará mañana.

Contexto
El Reglamento de la UE para el control de las inversiones extranjeras directas se adoptó en marzo de 2019. Establece por primera vez un mecanismo a escala de la UE para coordinar el control de las inversiones extranjeras que probablemente afecten a la seguridad y al orden público de la Unión y de sus Estados miembros. Este mecanismo se basa en la obligación de la Comisión y los Estados miembros de intercambiar información, así como en la posibilidad de que tanto una como otros emitan dictámenes y observaciones sobre operaciones específicas. La aplicación de este mecanismo comenzará el 11 de octubre de 2020. La Comisión y los Estados miembros ya están cooperando con miras a adaptar los mecanismos nacionales de control y garantizar la aplicación íntegra y rápida del Reglamento a escala nacional y de la UE.

Más información

Discurso de la presidenta Ursula von der Leyen en la sesión plenaria del Parlamento Europeo sobre la respuesta coordinada europea al brote de la COVID-19

Bruselas, 26 de marzo de 2020
 
Excelentísimo señor Presidente:
Señorías:
En primer lugar quiero dar las gracias a todos quienes han hecho posible la celebración de esta sesión extraordinaria en estas circunstancias no menos extraordinarias. Resulta difícil concebir hasta qué punto y de qué manera ha cambiado el mundo desde nuestro último encuentro. En un instante, un virus surgido en el otro extremo del planeta se ha transformado en una pandemia letal con consecuencias trágicas también aquí, en Europa.
De un día a otro han cambiado nuestros modos de vida. Nuestras calles han quedado desiertas. Nuestras puertas se han cerrado. Y hemos pasado de la rutina cotidiana al combate de nuestra vida. En este tiempo hemos sido testigos de la fragilidad de la vida. Y hemos asistido, en el corazón de Europa, a una tragedia de dimensiones inimaginables hace apenas unas semanas. Mi más profundo sentir está con todas las víctimas y todos sus allegados. Y mis pensamientos y mis mejores deseos se dirigen a quienes están luchando por sus vidas en este mismo momento, o a quienes están enfermos en sus hogares. No estáis solos.
Pero por duro que golpee el virus, su fortaleza no es mayor que la de la ciudadanía europea. Quisiera rendir homenaje a las mujeres y a los hombres implicados en esta lucha. Pienso en el personal de enfermería, los médicos y los asistentes sanitarios, en Italia y en toda Europa, que se han lanzado al combate sin la más mínima vacilación. Héroes que no escatiman ningún esfuerzo, día tras día, para salvar a nuestros padres y abuelos, a nuestros amigos y compañeros, a propios y extraños. Europa tiene con todos ustedes una deuda de gratitud. Pienso en los reponedores y en los recogedores de basuras. En el personal funerario y en los asistentes escolares. En los transportistas y en el personal de limpieza. En los obreros y en quienes trabajan en las panaderías. En todos aquellos que contribuyen a que nuestro mundo siga girando. Europa tiene con todos ustedes una deuda de gratitud.
Pero si algo hace única a esta lucha es que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. Cada uno de nosotros puede ayudar a pagar esa deuda. Manteniendo la distancia de separación, podemos frenar la propagación del virus. Las cifras de los últimos días muestran que es posible invertir la tendencia, pero solo si cada uno de nosotros hace lo que le corresponde. Sí, es doloroso mantenernos alejados de nuestros familiares, especialmente cuando nos preocupa su salud física y mental. Es doloroso que algunos deban permanecer en un hogar que no es para ellos un lugar grato o un lugar seguro. Es doloroso que algunos hayan tenido que postergar planes o vean peligrar objetivos por los que habían trabajado duro. Por eso estoy convencida de que,pese a que estemos guardando una distancia mayor de la habitual entre nosotros, también hemos de colaborar más estrechamente que nunca.
Debemos velar los unos por los otros y apoyarnos mutuamente en este trance. Porque, si hay algo más contagioso que este virus es el amor y la compasión. Y frente a la adversidad, el pueblo europeo está mostrando cuán fuertes pueden ser. Los pequeños gestos de bondad, compasión y solidaridad están ayudando a difundir la esperanza por toda Europa. De las labores de voluntariado a las canciones entonadas en los balcones. Del envío de postales a quienes están solos a la realización de compras para los más mayores. De los hoteles que ofrecen habitaciones a los restaurantes que donan alimentos. De los perfumistas de lujo y los fabricantes de vodka que ahora producen gel desinfectante a los fabricantes de automóviles y las casas de moda que ahora producen máscaras de protección. Este es el ejemplo que debe seguir la Unión Europea. Aportando cada uno de nosotros nuestro granito de arena, lograremos ayudarnos mucho mutuamente.
Y nuestro papel como instituciones europeas y responsables políticos y líderes de Europa es demostrar esa misma confianza, esa misma unidad y ese mismo liderazgo. Todos nosotros compartimos esta responsabilidad. Ninguno de nosotros puede obrar por su cuenta y, desde luego, ningún Estado miembro puede hacer frente a esta crisis en solitario. Porque en esta crisis, y en general en nuestra Unión, solo ayudándonos mutuamente nos ayudaremos a nosotros mismos.
No obstante, parte de lo acontecido las últimas semanas resulta doloroso de relatar. Cuando Europa realmente necesitaba apoyo mutuo, hubo demasiados que solo miraron por su propio interés en un primer momento. Cuando Europa realmente necesitaba un afán de «todos para uno», hubo demasiados que optaron por responder «todo para mí» en un primer momento. Y cuando Europa realmente necesitaba demostrar que nuestra Unión no es solo «para cuando brilla el sol», demasiados se negaron a compartir su paraguas en un primer momento. Pero no hubo que esperar mucho antes de que algunos sintieran las consecuencias de sus propias actuaciones descoordinadas. Por eso en las últimas semanas hemos tomado medidas excepcionales y extraordinarias para coordinar y hacer posible la actuación necesaria.
Desde entonces la situación ha ido mejorando y los Estados miembros están empezando a ayudarse mutuamente y, por ende, a ayudarse a sí mismos. Ahora Europa está intensificando realmente su actuación. Pero la ciudadanía europea está pendiente de los pasos que se van a dar a continuación. Y todos sabemos lo que está en juego. Lo que hagamos ahora importa, a día de hoy y de cara al futuro.
Señorías:
El brote de coronavirus es, ante todo, una emergencia de salud pública. Y nada nos detendrá en nuestro afán por salvar vidas. Para ello, tenemos la suerte de contar con los mejores profesionales sanitarios del mundo. En Milán y en Madrid y en muchas otras localidades están obrando milagros todos los días. Pero como hemos visto, tanto allí como en otros lugares la magnitud del brote está poniendo a prueba sus capacidades hasta el extremo. Necesitan con urgencia los equipos adecuados, los necesitan en las cantidades adecuadas y los necesitan ahora mismo. Pero, en vez de eso, hemos asistido al bloqueo de remesas cruciales atascadas durante días en algunos puntos o en las fronteras.
Por eso hemos tenido que asumir nuestra responsabilidad y hacer todo lo posible para poner fin a esos bloqueos. Por eso estamos constituyendo la primera reserva de emergencia europea de equipos médicos, como respiradores, máscaras de protección y material de laboratorio. La Comisión financiará el 90 % de esta reserva de emergencia a través de RescEU.
Por eso hemos tomado medidas de calado para proteger la disponibilidad de suministros esenciales de equipos, como máscaras de protección y ropa de protección, sometiéndolos a una autorización de exportación. Por eso hemos puesto en marcha varios procedimientos de adquisición conjunta con los Estados miembros para kits de diagnóstico, respiradores y equipos de protección. Se han sumado veinticinco Estados miembros.
Desde el martes, sabemos que los productores pueden atender sus pedidos de máscaras de protección, guantes, gafas protectoras y pantallas faciales. Está previsto que las primeras entregas comiencen en las próximas semanas. Y, teniendo en cuenta que ante una pandemia el conocimiento salva vidas, hemos establecido un equipo europeo de expertos científicos para que nos ayude a tomar medidas coordinadas que todos podamos seguir. Estoy dirigiendo personalmente sus reuniones dos veces por semana, lo que no ha hecho más que afianzar mi convicción de que necesitamos recurrir a todo lo que nos hace fuertes para superar juntos esta situación y más adelante poder levantarnos de nuevo.
Y para ello nuestro activo más sólido es nuestro singular mercado único. Una respuesta europea eficaz solo puede coordinarse si nuestro mercado interior y nuestras fronteras funcionan como es debido. Una crisis sin fronteras no puede resolverse erigiendo barreras entre nosotros. Sin embargo, ese fue exactamente el primer reflejo de muchos países europeos. No tiene ningún sentido. Y además contraviene la esencia de nuestro espíritu europeo. Porque no hay ni un solo Estado miembro que pueda satisfacer sus propias necesidades cuando se trata de suministros y equipos médicos vitales. Ni uno solo.
Así pues, la libre circulación de bienes y servicios es nuestro activo más sólido —y, siendo sinceros, el único— para asegurar que los suministros puedan llegar allí donde son más necesarios. No tiene sentido que algunos países decidieran unilateralmente paralizar las exportaciones a otros países dentro del mercado interior. Por eso intervino la Comisión cuando algunos países bloquearon las exportaciones de equipos de protección a Italia. Por eso hemos emitido unas directrices sobre medidas fronterizas para proteger la salud y mantener la disponibilidad de bienes y de servicios esenciales. Por esto estamos pidiendo «carriles verdes» prioritarios para el transporte de mercancías esenciales.
Esos corredores asegurarán que atravesar la frontera no lleve más de quince minutos. Y contribuirán a garantizar que los bienes y suministros puedan llegar allí donde se necesiten y a que todos podamos evitar las situaciones de escasez. Me duele que hayamos tenido que hacerlo, pero nuestro enfoque coordinado está aportando sus frutos. El mercado interior ya está funcionando mejor. Y todos nos alegramos cuando oímos que hay hospitales de Sajonia que han acogido a pacientes de Lombardía, mientras otros pacientes de la región francesa del Gran Este están siendo atendidos en el Gran Ducado de Luxemburgo. Dos ejemplos que demuestran que solo ayudándonos mutuamente podemos ayudarnos de verdad a nosotros mismos.
Señorías:
El abanico de medidas que hemos adoptado pone de manifiesto que nos encontramos en una situación sin precedentes. Ahora bien, como he señalado antes, los ciudadanos europeos están pendientes de lo que va a pasar a continuación. Por supuesto, esperan que hagamos todo lo que esté en nuestra mano para salvar el mayor número de vidas posible, pero también están pensando en el día después. Están pensando a qué puesto de trabajo volverán, qué ocurrirá con su empresa o con su empleador, con sus ahorros o con su hipoteca. Estarán preocupados por sus padres, por sus vecinos y por la comunidad en la que viven. Sabrán que sus gobiernos tuvieron que tomar decisiones difíciles para salvar vidas.
Ahora bien, también recordarán quién estuvo ahí para ayudarles y quién no. Recordarán a quienes hicieron algo y a quienes no hicieron nada. Y recordarán las decisiones que tomemos hoy y las que no tomemos. El hecho es que dentro de no mucho tiempo llegará el día después. Y nuestra labor es garantizar que ese día, y todos los días sucesivos, la UE esté a disposición de los que la necesiten. Lo que estamos haciendo ahora realmente sí importa.
Por eso hemos lanzado la Iniciativa de Inversión en Respuesta al Coronavirus para facilitar la asignación de 37 000 millones EUR a mitigar las repercusiones de la crisis y a salvar vidas, puestos de trabajo y empresas. Por eso hemos adoptado las normas temporales sobre ayudas estatales más flexibles que se hayan conocido, para que los Estados miembros puedan ofrecer un salvavidas a las empresas. Los primeros expedientes han sido aprobados en un tiempo récord, en cuestión de horas.
Por eso hemos activado por primera vez en nuestra historia la cláusula general de salvaguardia del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Esto significa que los Estados miembros pueden usar toda su capacidad para respaldar a quienes trabajan y a quienes no trabajan, para apoyar a las empresas, grandes y pequeñas, y para ayudar a los ciudadanos en estos momentos difíciles, sean quienes sean, vengan de donde vengan.
Señorías:
Esta es la Europa que debería recordar la gente el día después. Una Europa que trabaja contra reloj cuando parece que el mundo entero se ha detenido. Una Europa que está a disposición de sus ciudadanos y sus Estados miembros cuando más lo necesitan. Una Europa que antepone la empatía y la compasión a todo lo demás.
Una Europa que en momentos de necesidad es al mismo tiempo resistente y altruista. Esta es la Europa que anhelo. Es justamente la Europa con la que soñaban los hombres y las mujeres que fundaron este proyecto, nuestros padres y madres, al término de la Segunda Guerra Mundial. Cuando crearon esta unión de personas y naciones, eran conscientes de las dolorosas consecuencias que acarrean el egoísmo y el nacionalismo exacerbado. Tenían ante sí la labor de forjar una alianza que, basada en la confianza mutua, desarrollara una fuerza común. Y a partir de aquella gran idea surgió, en algunas décadas, una comunidad singular de libertad y paz: nuestra Unión Europea.
Hoy un enemigo invisible pone a prueba los valores fundamentales de nuestra Unión. Una vez más, tenemos que confiar mutuamente entre nosotros. Una vez más, tenemos que ayudarnos unos a otros en estos difíciles momentos. Nuestra obligación y nuestra prioridad son ahora, en primera instancia, salvar las vidas y los medios de subsistencia de las europeas y los europeos. Pero llegará el día, espero que en un futuro no muy lejano, en que tendremos que mirar hacia adelante y fraguar entre todos la recuperación.
Será el momento de extraer lecciones y decidir qué Unión Europea queremos para al futuro. Y, en ese proceso, debemos evitar caer en el debate falso y estéril de si necesitamos más o menos Europa. Nuestro esfuerzo deberá centrarse más bien en determinar cómo podemos aprovechar esta tormenta para que logremos resistir mejor la próxima.
Porque nos une a todos —de norte a sur, de este a oeste— el deseo de una patria, Europa, resistente y en la que valga la pena vivir. ¡Tenemos que ser conscientes de ello! Las decisiones que estamos tomando hoy permanecerán en la memoria durante mucho tiempo. Y sentarán las bases de la Unión Europea venidera.
Nos encontramos ante una encrucijada. ¿Nos dividirá este virus definitivamente entre ricos y pobres? ¿Entre los que tienen mucho y los que no tienen nada? ¿O nos mantendremos como un continente sólido, como un interlocutor serio en la escena mundial? ¿Podremos incluso salir fortalecidos de esta situación? Ante la crisis, ¿serán nuestras comunidades capaces de unirse más, podrán nuestras democracias ganar en estimación?
Todos los gestos de ayuda, afecto y dignidad que estamos observando en toda Europa nos muestran que tenemos motivos para ser optimistas de cara al futuro. Nuestra Europa tiene en su mano todo lo necesario —y estamos dispuestos a hacer lo que haga falta— para superar esta crisis. Señorías: en los últimos días, muchos de ustedes han citado aquella frase de Jean Monnet en la que decía que Europa se forjaría en las crisis. Esta frase sigue plenamente vigente.
Pero hay una cita de otro de nuestros padres fundadores que, en mi opinión, resume también dónde nos encontramos ahora. Konrad Adenauer dijo: «La historia es la suma total de las cosas que podrían haberse evitado». Estimados amigos, la historia nos observa. Hagamos lo correcto juntos, con un corazón grande, no con veintisiete pequeños.
¡Viva Europa! Long live Europe! Vive L'Europe!

SPEECH/20/532